
El librito que tiene en sus manos es un pequeño tesoro de la transmisión oral de los mitos y las leyendas de nuestra tierra.
Los tres relatos que lo conforman se basan en personajes reales del bandolerismo en Valencia. El autor, Joan Guerola, como los bandoleros de esta obra, es un buen conocedor de los lugares que cita. Nat Otos, el mismo pueblo que el famoso bandolero bueno, pisa un terreno que le es muy familiar: masías y pueblos de las comarcas de la Costera, la Vall d’Albaida y el Comtat.
Hay que dejar en claro que la peculiaridad de presentar esta recopilación en doble formato lingüístico (catalán central y valenciano) no responde a la típica y maliciosa locución «si desea ser atendido en catalán pulse 1, si desea ser atendido en valenciano pulse 2», que lo único que pretende es hacer creer que catalanes y valencianos hablamos dos idiomas diferentes. Al contrario, la voluntad expresa de en Guerola, establecido en Girona hace muchos años, es dar a conocer el léxico oriental y el occidental, lo que hará buscar el lector alguna palabra desconocida, un hecho esencial en cualquier lectura, ya que la adquisición de nuevas palabras, de sinónimos del vocabulario estándar o estricto al que estamos acostumbrados en el hablar que tenemos como habitual en nuestro espacio territorial, nos enriquece lingüística y culturalmente, traspasa los límites que nos han impuesto y ensancha los conocimientos que tenemos de una lengua con tantos matices como la nuestra.
Y es que, con un estilo muy bien trabajado, este escritor que nos ha deleitado ya con otros títulos sabe combinar hábilmente los rasgos característicos de cada habla. Así, en la versión del catalán central, vemos que el narrador emplea palabras y expresiones diferentes de las de los personajes o, incluso, de los contadores de las historias que salen, por lo que términos como bandolero o navaja conviven tranquilamente con roder y faca.
Bajo la apariencia de simples relatos de bandoleros, pues, Joan Guerola, como buen docente, nos instruye en lenguaje y en geografía.
Un consejo: sed de habla oriental u occidental, lea las dos versiones de este libro. Una vez leídas, habréis encontrado las onzas y monedas de oro tan codiciadas por las hijas de la casa del Rincón y, ni que decir tiene, por los astutos roders.
O quién sabe si no será el Gato de Otos quien os las habrá repartidas …
Màriam Serrano